Descubre la cautivadora belleza de Cala Figuera, Mallorca: Guía completa y recomendaciones
Cala Figuera es un encantador puerto pesquero situado en la costa sureste de Mallorca, conocido por su belleza natural y su ambiente tranquilo. Este pintoresco enclave ha sido fuente de inspiración para muchos artistas y poetas, que han plasmado su esencia en sus obras. Con una variedad de actividades para disfrutar, una deliciosa cocina tradicional para degustar y artesanía local para comprar, Cala Figuera es el destino perfecto para quienes buscan una experiencia auténtica en Mallorca.

Un Pintoresco Puerto Pesquero
A poca distancia de los bulliciosos núcleos turísticos de la isla, Cala Figuera ofrece una serena escapada de las multitudes y una oportunidad de sumergirse en el encanto intacto de un pueblo tradicional mallorquín. Tanto si le atrae el apacible puerto, los paisajes naturales de los alrededores o la auténtica cultura local, Cala Figuera tiene algo que ofrecer a cada viajero exigente.

Para los que sientan afinidad por la historia y la arquitectura, un apacible paseo por el puerto brinda la oportunidad de admirar el encanto tradicional y bien conservado de las casas de pescadores y el muelle de trabajo. Las tradiciones marítimas y el espíritu perdurable de la comunidad marinera son palpables en cada rincón, ya que las rutinas diarias de los pescadores se desarrollan de forma intemporal y armoniosa.

El ambiente tranquilo y la ausencia de la energía frenética que se encuentra a menudo en las zonas costeras más comercializadas hacen que una visita a Cala Figuera sea una experiencia reparadora y enriquecedora.
Una cala que serpentea hacia el corazón del pueblo
Pocas calas en Mallorca tienen una forma tan peculiar como Cala Figuera. En lugar de abrirse en abanico al mar, esta lengua de agua se cuela tierra adentro como si quisiera esconderse entre los acantilados. Desde el aire, la cala dibuja una sinuosa ese, dividida en dos brazos de aguas tranquilas que parecen abrazar al puerto y a las casas que lo rodean. Por un lado está el Caló d’en Busques, el más resguardado, donde se encuentra el puerto y donde se puede ver aún el ir y venir de las embarcaciones de pesca, muchas de ellas tradicionales. En el otro extremo, el Caló d’en Boira se extiende con un carácter más salvaje, ligeramente más expuesto al viento y el oleaje.

El acceso por mar no es sencillo: la entrada a la cala está encajonada entre dos puntas rocosas —es Morràs y Cala Figuera—, lo que convierte el fondeo en una maniobra reservada a navegantes experimentados, sobre todo cuando sopla el levante. Pero precisamente esa configuración estrecha y recogida es lo que ha convertido a Cala Figuera en un refugio íntimo, de esos que parecen resguardados del tiempo y del turismo masivo. Aquí, las casas no pelean por acercarse al agua: parecen haber nacido con ella. Y los reflejos del sol sobre las fachadas blancas, las redes secándose al borde del muelle, y el silencio apenas roto por alguna barca, conforman una de las postales más entrañables del sur de Mallorca.

Un rincón que inspira arte y poesía
Cala Figuera no es solo un pintoresco puerto de pescadores: es un refugio de belleza que ha inspirado a generaciones de artistas y poetas. Sus antiguas casetas marineras, los varaderos de madera y la serenidad que emana de sus aguas han sido captados en lienzos desde todos los ángulos posibles. Pintores como Francisco Bernareggi o Sebastià Busquets “Bússer” encontraron en este rincón de Mallorca un motivo inagotable para su obra.

Pero no solo los pinceles se rindieron a sus encantos. El reconocido poeta mallorquín Blai Bonet eligió Cala Figuera como residencia habitual y le dedicó versos cargados de emoción y color. En su libro El Color, la cala y el cercano Caló d’en Boira se convierten en escenarios líricos, reflejo del impacto profundo que estos paisajes dejaron en su alma. Aquí, la naturaleza no solo se contempla: se siente, se escribe y se recuerda.

Una historia anclada al mar
La historia de Cala Figuera está íntimamente ligada a la piedra, el mar y la memoria. Su primer registro documental data de 1306, cuando esta cala se utilizaba como punto de embarque de la preciada piedra de Santanyí, tan codiciada para construcciones nobles en toda la isla. Pero sería con el paso de los siglos cuando el lugar empezaría a dibujar su perfil actual. En 1569 se levantó en la Punta de Cala Figuera una torre de vigilancia costera, conocida hoy como Torre d’en Beu. Restaurada y en buen estado, aún se puede visitar junto al faro del mismo nombre, inaugurado en 1953. Desde este punto, la vista del Mediterráneo es tan imponente como en los días en que los vigías oteaban posibles incursiones piratas.

A finales del siglo XIX, cuando la vela aún era el motor de las embarcaciones, surgieron las primeras construcciones junto al agua: una modesta barraca para guardar barcas, promovida por el cura local y un médico del pueblo. No sería hasta 1899 cuando se construyó la primera vivienda como tal, propiedad de la familia de Can Ferrereta. El puerto siguió creciendo de forma lenta pero constante. En plena Guerra Civil, en 1938, se edificó una iglesia que con el tiempo se convertiría en restaurante. Más adelante, en los años 50, se construyó el muelle y una pequeña lonja, marcando el inicio de la urbanización del Caló d’en Busques, con casitas integradas entre pinos y vegetación autóctona.

Fue en los años 70 cuando llegó el desarrollo más notorio con la creación de la Marina del Tomarinar, aunque siempre con una expansión más mesurada que en otras zonas costeras. Hoy, Cala Figuera mantiene un equilibrio peculiar entre la tradición marinera, la nostalgia mediterránea y una urbanización respetuosa, donde aún se pueden ver antiguas casas junto a modernas residencias, como la de la familia Nigorra, históricamente ligada al pueblo y al sector bancario balear.

Caminatas escénicas entre acantilados y miradores legendarios
Las almas aventureras que busquen sumergirse en los prístinos paisajes naturales que rodean Cala Figuera encontrarán sus deseos satisfechos con una red de cautivadoras rutas costeras. Los escarpados acantilados, calas solitarias y espectaculares vistas de la costa mediterránea proporcionan un entorno idílico para que los entusiastas del senderismo y los amantes de la naturaleza disfruten del esplendor virgen de la región. El sendero hasta el emblemático Faro de Sa Torre d’en Beu, con sus amplias vistas del mar abierto y el ondulado litoral, es un testimonio del atractivo magnético de las rutas costeras de la zona.

Es Pontàs: el arco de piedra más fotogénico de Mallorca
Muy cerca de Cala Figuera, a tan solo 3,4 km —unos 7 minutos en coche—, se encuentra uno de los rincones más sorprendentes del sureste mallorquín: el mirador de Es Pontàs. Este monumento natural, un espectacular arco de roca que emerge del mar como un puente suspendido, ha sido durante décadas musa de pintores, poetas y escaladores. Su nombre en mallorquín, de hecho, significa “El Puente”, y no podría ser más acertado. Es un lugar ideal para desconectar y contemplar la grandeza del paisaje, sobre todo si lo visitas al atardecer. La puesta de sol desde el mirador es una de las más mágicas de toda la isla: el cielo se tiñe de tonos cálidos mientras las olas rompen suavemente contra la roca. Es un momento perfecto para dejarse llevar, cámara en mano o simplemente con los ojos bien abiertos.

El acceso al mirador es sencillo. Puedes llegar caminando desde Cala Santanyí, en una agradable ruta señalizada que toma unos 50 minutos a pie. Si prefieres ir en coche, puedes dejarlo en el aparcamiento gratuito de la cala y hacer el último tramo andando por un camino de tierra con vistas al mar. Eso sí, lleva calzado cómodo: aunque el sendero no es complicado, el terreno es irregular.

Y si buscas un plan completo, puedes combinar la excursión al mirador con una jornada de playa. Cala Santanyí es una excelente opción para ello: aguas cristalinas, arena fina, servicios completos y un ambiente familiar la convierten en el complemento ideal. También puedes acercarte a Cala Llombards, un rincón más pequeño y salvaje, rodeado de pinares y acantilados, perfecto para quienes buscan tranquilidad y naturaleza pura. Ya sea que vengas a hacer fotos o simplemente disfrutar de uno de los paisajes más icónicos de la costa mallorquina, Es Pontàs es una visita obligada en tu ruta por el sureste de la isla. Un lugar que no solo se contempla: se siente.

Dónde dormir en Cala Figuera
Aunque Cala Figuera es un lugar tranquilo y auténtico, cuenta con alojamientos con mucho encanto donde podrás descansar junto al mar, despertarte con vistas al puerto o disfrutar del silencio de la naturaleza mallorquina. Aquí te recomendamos dos opciones muy valoradas por los viajeros, para distintos presupuestos, perfectas para pasar unos días inolvidables en esta pintoresca localidad costera:

Qué ver en Mallorca
En tu visita a la isla, te dejamos una serie de lugares que tenemos incluidos en nuestro mapa por si los quieres añadir a tu itinerario:
-Playas y calas paradisíacas
- Cala Romántica: es una cala escondida, con acantilados cubiertos de pinos y aguas de un azul cristalino que invitan a perderse. A 40 minutos en coche (32.2 km).
- Cala Blava: aire tranquilo y familiar que la convierte en un refugio perfecto para quienes buscan huir de las playas más masificadas de la isla. A 42 minutos en coche (46.9 km).
- Portal Vells: zona costera que cuenta con aguas cristalinas, tres pintorescas calas y una cueva histórica. A 1 hora y 9 minutos en coche (81.1 km).
- Camp de Mar: elegido por viajeros que buscan playas de ensueño, gastronomía de calidad y un entorno tranquilo. A 1 hora y 6 minutos en coche (85.5 km).
- Cala Mesquida: experiencia playera en un entorno aún salvaje, lejos del bullicio de las zonas más urbanizadas. A 1 hora y 9 minutos en coche (62.7 km).
-Lugares con Encanto
- Sa Pobla: lugar con patrimonio cultural y un entorno natural único como el Parc Natural de s’Albufera. A 1 hora y 8 minutos en coche (64.8 km).
- S’Illot: lugar que combina un pasado arqueológico único, playas tranquilas y un ambiente relajado. A 52 minutos en coche (42.4 km).
- Porto Petro: rodeado de calas cristalinas y enmarcado por el Parque Natural de Mondragó. A 20 minutos en coche (15.4 km).
- Santa Margarita: localidad que conserva un espíritu auténtico, alejado en gran medida de las rutas turísticas masivas. A 56 minutos en coche (56.4 km).
- Estellencs: un idílico pueblo costero asentado en la Sierra de Tramuntana de Mallorca. A 1 hora y 32 minutos en coche (89.7 km).
-Lugares Turísticos
- Artà: quí encontrarás un destino completo, historia milenaria, calles empedradas llenas de encanto, paisajes naturales vírgenes, calas salvajes y un patrimonio cultural único. A 1 hora y 7 minutos en coche (56.6 km).
- Sant Elm: fue un humilde puerto pesquero y se ha transformado con los años en un apacible destino turístico. A 1 hora y 20 minutos en coche (95 km).
- Sa Ponsa: lugar cosmopolita y vibrante, repleto de hoteles, restaurantes, clubes náuticos y campos de golf. A 1 hora y 5 minutos en coche (80.4 km).
- Magaluf: zona referente de Mallorca, playas de aguas turquesa y arenas finas, infraestructuras modernas, espectáculos y parques temáticos y vida nocturna. A 1 hora en coche (76.4 km).
- Can Picafort: uno de los grandes complejos turísticos de la isla, hace apenas unas décadas era un humilde pueblo de pescadores. A 1 hora y 5 minutos en coche (65.2 km).

Vive lo auténtico
Abrazar el encanto sencillo y la belleza inconmovible de Cala Figuera es una invitación a participar en una experiencia auténtica y enriquecedora, que entrelaza los hilos del esplendor natural, el patrimonio cultural y la atemporalidad de un tranquilo puerto pesquero. Desde los cautivadores paisajes que han inspirado a innumerables artistas hasta la cálida hospitalidad y los deliciosos sabores de la cocina local, cada faceta de Cala Figuera resuena con un sentimiento de autenticidad pura y una conexión arraigada con las tradiciones y los ritmos del mar. Cuando el sol se oculta bajo el horizonte, proyectando un resplandor dorado sobre las tranquilas aguas y la piedra erosionada, el armonioso juego de luz y vida crea una escena sencillamente mágica, y un momento que quedará grabado para siempre en la memoria de todos los afortunados que tengan la oportunidad de presenciarlo.

Si estás preparando tu escapada a este rincón encantador del sureste mallorquín, aquí tienes una selección de productos útiles que pueden hacer tu experiencia aún más cómoda, práctica o inspiradora:
- Mochila de senderismo resistente al agua
- Botas de Trekking
- Escarpines Antideslizantes para roca y agua
- Toalla de Microfibra Refrescante
- Gafas de Snorkel con Tubo
- Powerbank Solar
- Sombrero de ala ancha con protección UV
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