Bonares, Huelva: Donde el Arte Florece entre Eucaliptos y Fresas
Entre el rumor del campo y el aroma a azahar, en pleno corazón del Condado de Huelva, se levanta Bonares, un pueblo que respira autenticidad. A primera vista puede parecer una villa tranquila, pero tras sus fachadas encaladas y sus plazas silenciosas se esconde una historia tejida con fe, arte y tradición. Aquí, el tiempo no se mide en días ni en estaciones: se mide en Corpus, en vendimias, en tertulias bajo los naranjos del paseo.

Visitar Bonares, Huelva, es encontrarse con la esencia más pura del interior onubense. Es pasear por calles donde la arquitectura mudéjar se funde con la sencillez de lo cotidiano; es descubrir cómo un pueblo entero convierte su devoción en arte cada año; y es, sobre todo, sentir que la hospitalidad aún tiene nombre propio.
Historia y orígenes de Bonares
La historia de Bonares está marcada por el paso de civilizaciones que dejaron su huella en el paisaje y en el alma de sus gentes. Aunque los primeros asentamientos datan de época tartésica y romana, fue durante la dominación musulmana cuando el núcleo urbano empezó a consolidarse. De hecho, el propio nombre de “Bonares” podría tener origen árabe, posiblemente derivado de Bunayr o Bunaris, haciendo alusión a un lugar fértil o de buenas aguas.

Tras la reconquista cristiana, Bonares pasó a formar parte del Condado de Niebla, bajo la jurisdicción de los Guzmanes, una de las familias más poderosas de Andalucía. Durante siglos, su economía giró en torno a la agricultura, especialmente el cultivo del olivo, la vid y el cereal. Las casas de labor, los lagares y los molinos marcaron el ritmo de una sociedad eminentemente rural.

El siglo XVIII trajo prosperidad y un notable desarrollo urbano: se levantaron iglesias, ermitas y edificios civiles que aún hoy confieren a Bonares ese aire señorial y pausado que enamora a los visitantes. Y, aunque el pueblo ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, mantiene una estrecha relación con su pasado, orgulloso de su identidad y de sus costumbres.

Qué ver en Bonares
Bonares, un nombre que evoca «tierra buena», se asienta en el corazón del Condado de Huelva, al sureste de la provincia andaluza, y a orillas de la histórica Río Tinto. Con una población que supera ligeramente los 6.000 habitantes y una extensión de unos 64,51 km², esta localidad no es solo un punto en el mapa; es un vibrante cruce de caminos históricos, botánicos y culturales. Su esencia, sin embargo, se destila en la singular fusión de una profunda tradición agrícola y un rico patrimonio que ha sabido resistir el paso de los siglos.
Pasear por Bonares es un placer para los sentidos. No es un pueblo que se descubra con prisa, sino de esos lugares que se saborean poco a poco, dejándose llevar por el ritmo tranquilo de su gente y el eco de las campanas. Cada rincón cuenta una historia, y cada edificio guarda un pedazo de la memoria colectiva del Condado.

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
El corazón de Bonares late en su Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un imponente templo de origen mudéjar levantado entre los siglos XV y XVI sobre los restos de una antigua mezquita. Su exterior, sobrio pero majestuoso, esconde un interior de una belleza inesperada: tres naves separadas por columnas de ladrillo, cubiertas por artesonados de madera y un magnífico retablo barroco que preside el altar mayor.

En el interior se conservan imágenes de gran devoción popular, como la Virgen de los Dolores o el Cristo de la Vera Cruz. Pero más allá del valor artístico, la iglesia es el alma espiritual de Bonares, el lugar donde convergen la fe, la historia y el sentimiento de pertenencia.

Ermitas y patrimonio religioso
Bonares cuenta con un sorprendente número de ermitas para su tamaño, testimonio de una religiosidad popular profundamente arraigada. Entre ellas destacan la Ermita de Santa María Salomé, patrona del municipio, situada en las afueras, rodeada de pinos y olivares; la Ermita de San Sebastián, documentada desde 1695, es una de las pocas de la comarca que conservó su arquitectura original anterior al devastador Terremoto de Lisboa de 1755 y la Ermita de la Santa Cruz, vinculada a las hermandades que dan vida al Corpus.

Cada una de estas ermitas es, en realidad, un pequeño santuario de la memoria local. En sus fiestas, las calles se llenan de color, música y devoción, transformando el pueblo en un mosaico de emociones compartidas.

Las 12 Cruces de Bonares
Uno de los elementos más singulares del patrimonio bonariego son sus doce Cruces, repartidas por los distintos barrios del municipio. Más que simples símbolos religiosos, son auténticos centros de convivencia vecinal. Cada Cruz cuenta con su casa hermandad, su decoración y su historia particular, y todas participan en una de las celebraciones más esperadas del año: la Fiesta de las Cruces de Mayo.

Durante esos días, Bonares se llena de vida: las calles se adornan, la música resuena por los rincones y las puertas se abren de par en par para recibir a vecinos y visitantes. Es una fiesta de hospitalidad y belleza, que resume como pocas el carácter abierto y alegre del pueblo.

El Ayuntamiento y la Plaza de España
El Ayuntamiento de Bonares, de finales del siglo XIX, preside la Plaza de España, epicentro de la vida local. Su fachada neomudéjar combina ladrillo visto con detalles ornamentales que evocan la arquitectura tradicional andaluza. Frente a él, la plaza se convierte en un escenario cotidiano donde los niños juegan, los mayores conversan y los viajeros se sientan a observar la vida pasar bajo la sombra de los naranjos.

Aquí se celebran los principales actos públicos, conciertos y eventos festivos, y es el punto de partida ideal para recorrer el casco antiguo.

Fiestas y tradiciones: el alma de Bonares
Si hay algo que define a Bonares, más allá de su arquitectura o su entorno, son sus fiestas. Este pequeño municipio onubense ha sabido conservar un calendario festivo que combina religiosidad, arte y convivencia, y que lo ha convertido en referencia cultural dentro de la provincia.
Corpus Christi: arte efímero en las calles
El Corpus Christi de Bonares es, sin duda, su fiesta más emblemática. Declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, transforma el pueblo en una auténtica galería de arte al aire libre. Cada año, los vecinos elaboran con paciencia y mimo las famosas alfombras de serrín coloreado, que cubren las calles por donde pasa la procesión del Santísimo.

Durante semanas, las hermandades y asociaciones preparan los diseños: dibujos geométricos, motivos florales y escenas religiosas que se trazan directamente sobre el suelo con serrín teñido. El resultado es un espectáculo visual y emocional, un ejemplo de cómo la fe y el arte pueden unirse para crear belleza efímera.
El amanecer del Corpus en Bonares tiene algo de mágico: el silencio previo, el olor a flores, el murmullo de los vecinos preparando los últimos detalles. Luego, la procesión avanza lentamente sobre las alfombras, mientras los pétalos vuelan y el incienso se mezcla con el aire cálido de junio. Un momento que queda grabado en la memoria de quien lo vive.

Romería de Santa María Salomé
Otra cita imprescindible es la Romería en honor a Santa María Salomé, patrona de Bonares, que se celebra en octubre. Carretas engalanadas, caballos, música de tamboriles y el color de los trajes flamencos llenan los caminos que conducen a su ermita. Es una jornada de devoción, pero también de convivencia, donde los bonariegos comparten comida, vino y alegría en el entorno natural del pinar.

Las Cruces de Mayo
Las Cruces de Mayo son la antesala del Corpus y otra de las grandes tradiciones locales. Cada barrio engalana su cruz con flores, luces y telas, y las casas hermandades abren sus puertas para acoger a los visitantes con vino del Condado y dulces típicos. Las calles se llenan de cante, risas y hospitalidad. No hay mejor momento para conocer el carácter genuino del pueblo.

Gastronomía: El Sabor del Condado entre Calderetas y Dulces de Pascua
La cocina de Bonares se enmarca dentro del perfil de la gastronomía andaluza del Condado, caracterizada por su variedad y su capacidad para adaptar los platos a las estaciones del año.
Platos Fuertes y Manjares de Invierno
El puesto de honor en la mesa bonariega lo ocupa la matanza del cerdo, celebrada en los meses de invierno, de la cual se derivan numerosos y sabrosos productos.
- La Caldereta: Un plato icónico, estofado de carne especiada que se acompaña de patatas guisadas y verduras.
- Asado en «Colorao»: Carne que se adoba durante un día en un caldo muy especiado con pimentón y ajo, y que tradicionalmente se asa en los rescoldos de una candela.
- Caracoles en «Colorao»: Una tapa suculenta que comparte base culinaria con el asado, llevando pimentón, ajos, vino fino y taquitos de jamón.
- Guísos de Revoltillo: Menudos de borrego atados con tripa.
- Vinagreras: Platos elaborados a base de espinacas silvestres.
- La Tostá: Un clásico simple pero delicioso: pan de pueblo tostado con ajo y aceite, a menudo acompañado de pescado como berdigones o bacalao.

La Dulzura de la Tierra
Para el postre, la tradición manda probar los dulces caseros típicos.
- Tortas de Pascua u Hornazos: El postre más popular, elaborado con una base de almendra molida, ralladura de limón, harina, azúcar, huevo y canela.
- Frutos Rojos: Hoy, la fresa y la frambuesa, pilares de la economía moderna, son un exquisito final natural para cualquier comida o un ingrediente clave en postres más elaborados.
Finalmente, cualquier manjar debe ser regado con el vino blanco tradicional de la comarca, manteniendo la herencia vitivinícola que tanto prestigio dio a Bonares en siglos pasados.

Entorno natural y rutas cercanas
Bonares no solo resguarda historia en piedra, sino que también protege curiosidades botánicas de alcance europeo, situado en una ubicación privilegiada, entre los campos del Condado y las puertas del Parque Nacional de Doñana. Su entorno es ideal para quienes buscan tranquilidad, naturaleza y rutas poco transitadas.

El Arboreto de El Villar
Se trata de una de las colecciones vivas de eucaliptos más amplias de Europa. Esta plantación experimental, iniciada en 69,50 hectáreas, agrupó originalmente más de 70 variedades del género Eucalyptus. Concebido como un laboratorio natural para determinar las especies mejor adaptadas a la baja Andalucía, es una singularidad botánica de gran interés y se ha acondicionado para visitas.
Paraje Natural «El Corchito»
Un hermoso espacio cubierto de pinos que ofrece una zona de esparcimiento con servicios, ideal para jornadas camperas y de hermandad, y que además alberga el Polígono Industrial «El Corchito», un motor económico de la localidad.
Pinar de Bonares
A escasos minutos del casco urbano se extiende el Pinar de Bonares, un espacio natural de gran belleza, con zonas recreativas y senderos señalizados. Aquí se respira el aroma a romero y jara, y es común ver a familias paseando o ciclistas disfrutando del entorno. Durante la romería, este paraje se llena de vida, convirtiéndose en un pequeño pueblo efímero de carretas y toldos.
Rutas por el Condado
Desde Bonares es fácil acceder a otras localidades con encanto como Niebla, con su impresionante muralla medieval; Lucena del Puerto, con sus paisajes agrícolas; o Rociana del Condado, famosa por sus bodegas. A poco más de media hora se encuentra la costa onubense, con playas como Matalascañas o Mazagón, ideales para una escapada de mar.
Para los amantes del senderismo, los caminos rurales de Bonares ofrecen itinerarios suaves entre viñedos, olivares y pinares, ideales para descubrir el paisaje ondulado del interior de Huelva.

Guía de Acceso: Conectividad y Ubicación
Bonares se sitúa estratégicamente a 32 km de Huelva y a unos 65 km de Sevilla. El acceso más cómodo es por carretera a través de la A-49.
- Aeropuertos: Los aeropuertos más cercanos son el de Sevilla (SVQ), a unos 90 km, y el de Faro (FAO) en Portugal, a unos 140 km, lo que facilita la llegada de viajeros internacionales.
- Transporte Público: Existen rutas de autobuses regulares que conectan la localidad con Huelva y otras ciudades importantes de la zona.
Bonares se asienta sobre una sucesión de alcores (colinas bajas) que, a pesar de su altitud de 81 metros sobre el nivel del mar, confieren al núcleo urbano una sensación de ubicación baja. Este paisaje desciende suavemente hacia los límites de la marisma, en las proximidades del Río Tinto y San Juan del Puerto.

Qué ver en Huelva
Si además de visitar Bonares, quieres conocer más de Huelva, te proponemos otros lugares que tenemos añadidos en nuestro mapa, para que los puedas añadir a tu itinerario:
- Bollullos Par del Condado: Lugar arraigado a los vinos y a la religión. Está a 18 minutos en coche por la A-49.
- Isla Cristina: Si quieres un sitio con playa, este es una buena opción. Se encuentra a 52 minutos en coche por la A-49.
- Villarrasa: Un pueblo de interior con mucha alma. Está a 16 minutos en coche por A-5001 y A-472.
- Zufre: Otro pueblo de interior cercano a la Sierra de Huelva. A 1 hora 25 minutos por A-461.
- El Portil: Un destino playero, no muy masificado. A 38 minutos por la A-49.
- Moguer: Visita el hogar de Juan Ramón Jiménez. Está a 23 minutos en coche por la A-486.
- Mazagón: Playas vírgenes que se pierden en el horizonte, pinares y una calma que parece detener el tiempo. A 34 minutos por por Carretera Pista de las Peñuelas.
- Aljaraque: Pueblo para adentrarse en la naturaleza o disfrutar de la cultura andaluza. A 31 minutos por A-49.
- Rociana del Condado: Su casco histórico fue declarado Conjunto Histórico-Artístico. A 15 minutos por A-484.
- Galaroza: Este pueblo blanco del norte de Huelva combina patrimonio y naturaleza en un equilibrio perfecto. A 1 hora y 26 minutos por N-435.
- Alosno: Historia minera y cuna del fandango en Huelva. A 49 minutos por A-49 y A-495.

Bonares, un rincón donde la tradición nunca se apaga
Bonares es mucho más que un destino rural: es un lugar donde las tradiciones siguen vivas, donde el arte nace de las manos del pueblo y donde el visitante es recibido como uno más. Su Corpus, sus Cruces, su pinar y sus gentes componen un mosaico de emociones que se recuerda mucho después de haber regresado a casa.

Quien visita Bonares, Huelva, no solo descubre un pueblo bello, sino también una forma de entender la vida: sencilla, luminosa y profundamente humana.
Y quizá, en ese paseo por sus calles decoradas, bajo la sombra de una parra o el canto de las chicharras, uno entienda que el verdadero arte —como las alfombras del Corpus— no necesita durar para ser eterno.
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Créditos Fotográficos
Te dejamos a continuación las atribuciones por los derechos fotográficos por orden de aparición, las fotos libres de derechos no serán enumeradas en la lista de abajo:
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